Por Jesus Lopez
En Pumas últimamente hay un exceso de paciencia para todo aquel que llega de otros equipos, tanto extranjeros como nacionales, pareciera que ven en el Pedregal una casa de retiro en donde pueden ir a entrenar en la semana a instalaciones de lujo, para luego no entrar a las convocatorias y seguir gozando de buenos sueldos, mientras los canteranos se parten el lomo con sueldos que más bien son becas y cuidado si debutan nerviosos porque no se les verá de nueva cuenta en el 1er equipo.
Jesús Molina es uno de ellos, tratado como vaca sagrada sin haberle dado nada al club, el jugador de 35 años llegó a Pumas pidiendo un lugar porque en Chivas le dieron las gracias por bajo rendimiento, pero como Miguel Mejía Barón es un buen tipo, no tuvo el corazón para decirle que no a un jugador que desde hace rato está en las puertas del retiro.
Ahora, ha salido a la luz que el veterano, luego de pasar el fin de semana pasado en Cancún, regresó con su bronceado increíble solo para avisar que aún no está del todo recuperado y una vez más se pierde una convocatoria a un juego de Pumas, y bueno, tampoco es que sea parte fundamental del equipo, pero como parte del plantel y con un sueldo debería al menos hacer acto de presencia.
Como sea, Molina puede seguir pasándola de vacaciones pagadas de aquí a diciembre, mes en el que se le acaba su contrato y por ningún motivo debe ser renovado, además de lesionarse y ya no estar en edad para un equipo como Pumas, ha demostrado que solo vino a cobrar tapando además un lugar a un canterano, tal vez él se la pase increíble en la playa y las luchas, pero no se ha dado cuenta que ahora mismo le hace más daño al fútbol mexicano que el haberse retirado hace seis meses.
02/09/2024
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